El precio puede variar considerablemente dependiendo de varios factores clave que las aseguradoras consideran al calcular las primas:
- Edad del asegurado: Las primas tienden a ser más bajas para personas más jóvenes debido a su menor riesgo de fallecimiento durante el período de cobertura.
- Estado de salud: El estado de salud actual y el historial médico del asegurado son determinantes fundamentales. Un buen estado de salud generalmente se traduce en primas más accesibles.
- Estilo de vida: Factores como el consumo de tabaco, el peso, el nivel de actividad física y otros hábitos de vida afectan directamente el costo del seguro. Los asegurados con hábitos saludables suelen obtener mejores tarifas.
- Suma asegurada y tipo de cobertura: La cantidad de cobertura deseada y el tipo de seguro (por ejemplo, a término o permanente) también impactan en el precio. Mayores sumas aseguradas y tipos de cobertura más completos suelen implicar primas más altas.
- Ocupación y riesgos laborales: Profesiones o actividades con mayores riesgos pueden resultar en primas más elevadas debido al mayor riesgo percibido de accidentes o enfermedades.
- Plazo y condiciones de pago: La duración del seguro y la frecuencia de pago (mensual, anual, etc.) también pueden impactar en el costo total.
- Antecedentes familiares: Algunas aseguradoras consideran los antecedentes familiares de enfermedades hereditarias como un factor de riesgo, lo cual puede influir en las primas.
- Localización geográfica: Las tarifas de seguro pueden variar según la ubicación geográfica del asegurado, debido a diferencias en costos médicos y de vida.
- Género: Históricamente, las mujeres han pagado primas más bajas debido a estadísticas de longevidad, aunque esta brecha se está reduciendo en algunos mercados.
- Exámenes médicos: Algunas pólizas requieren exámenes médicos para evaluar la salud del asegurado. Los resultados pueden influir en el costo final del seguro.